El dibujo, desde bien pequeña, era mi forma de entretenimiento estrella.
Recuerdo como recreaba bastante bien los dibujos que hacía uno de mis hermanos y disfrutaba con las explicaciones de nuestra madre acerca del dibujo técnico (líneas, perspectiva, etc) aunque para mí por aquél entonces eran “juegos".
La música y el arte ha estado siempre muy presente en casa, y ¡claro! cuando algo es tan cotidiano con el tiempo lo ves super normal. (Esto seguro que pasa en todas las prácticas.)
Es cierto que muchísima gente me comenta que soy una ARTISTA y que les encanta mi trabajo, lo cual se agradece de corazón aunque reconozco que a veces, tristemente, yo misma le quito valor a mi arte puesto que para mi es algo de lo más normal.
Si lo miro desde fuera, por supuesto que tiene un gran valor por mucho que haya crecido en un entorno creativo. Son muchas horas de aprendizaje, de investigación, de desarrollar ideas hasta llegar a mi estilo propio. Y sobre todo lleva la esencia de lo que voy viviendo, mis experiencias.
Contarte, que fui Secretaria de Dirección durante muchos años, pero cierto día me embarqué en un viaje de 3 años al extranjero.
Inglaterra fue el lugar en el cual se me abrieron las puertas a un nuevo mundo creativo.
Allí, descubrí y viví plenamente mi pasión al poder estudiar ARTE y DISEÑO DE INTERIORES. Conocí a personas super talentosas. Pude apreciar el jazz y otros estilos musicales. Me perdí por tiendas de segunda mano. Me sumergí en una nueva cultura y por supuesto aprendí un nuevo idioma.
¿Te imaginas experimentar mogollón de nuevos estímulos y recibir inspiración constante de todo lo que te rodea?
La verdad es que mis días eran intensos pero me encantaban. Era todo un reto. Mi mayor aventura hasta el momento. Tanto que llegó un punto en el cual mi mente quebró debido a no saber gestionar mis emociones y no saber o querer pedir ayuda.
Una gran crisis existencial.
Tuve que volver a España dejando atrás aquella maravillosa ciudad al lado del mar, dejando mis estudios, mis pasiones, mis metas... para poder, ya en casa y acompañada de mi familia, recuperar un poco de vida. (Me emociono al recordarlo).
En esta etapa, el arte me salvó. Ya no era un juego o una pasión como tal. Era mi terapia, mi forma de meditar, de cuidar mi mente expresando lo que mi cuerpo y mi alma sentían. Mi momento para sanar.
Años después he vuelto a vivir otras épocas duras en mi vida y ahí sigue estando mi tabla salvavidas. Mi amor por dibujo y la pintura. Eso que me traslada a mi bonita infancia y me ofrece libertad para seguir soñando a lo grande.
Soñando con mundos llenos de luz, naturaleza y color. Soñando con vivir de mi pasión y transmitirlo al mundo.
Con amor,
Lucia
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